10 dic 2012

 
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Foca monje del Mediterráneo
Phoque Moine Monachus.jpg
Estado de conservación
En peligro crítico (CR)
En peligro crítico (UICN)[1]
Clasificación científica
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Subfilo:Vertebrata
Clase:Mammalia
Subclase:Theria
Infraclase:Placentalia
Orden:Carnivora
Suborden:Caniformia
Superfamilia:Pinnipedia
Familia:Phocidae
Género:Monachus
Especie:M. monachus
Nombre binomial
Monachus monachus
(Hermann, 1779)
Distribución
Distribución
Distribución
La foca monje del Mediterráneo o foca fraile mediterránea (Monachus monachus) es una especie de mamífero pinnípedo de la familia de los fócidos, una de las más raras que existen. Se encuentra en grave peligro de extinción; antiguamente poblaba las aguas de todo el Mediterráneo y del Atlántico norteafricano, llegando a las islas de Cabo Verde, Madeira y las Canarias (donde daba nombre a la isla de Lobos) así como a toda la costa norteafricana.
Citada por primera vez en la Odisea de Homero, se han encontrado restos óseos de estas focas en cuevas de Málaga pertenecientes a los periodos Magdaleniense y Epipaleolítico hace entre 14.000 y 12.000 años. Las marcas, fracturas y quemaduras detectadas en estos huesos indican que esa gente utilizaba a las focas no sólo por la carne sino también por la piel y la grasa
Existen aún por todo el litoral muchos topónimos que hacen referencia a la especie, "Cueva de la Vaca", "Punta del Lobo", "Isla de Lobos", etc., sitios donde las focas monje (también conocidas como lobos o vaca marinas) comían o salían a descansar.
A comienzos del siglo XX la foca monje fue expulsada del litoral más llano, gran parte de Cataluña, Levante y la Costa del Sol; relegándolas a las partes más escarpadas de la Costa Brava y en la franja de litoral que va desde el cabo San Antonio al Cabo de Gata (Almería), y las Baleares. Pero en los años 50 comienza el boom de la Costa Brava y también desaparecen de allí, mientras que en Mallorca (1951) se produce la última reproducción confirmada en España y, poco a poco, van desapareciendo de la clandestinidad que le proporcionaban las cuevas al borde de los acantilados marinos.
Los dos últimos ejemplares de foca monje en las Baleares (conocida popularmente como "vell marí"), fueron exterminados en Mallorca en 1958, uno de ellos sacrificado entre las redes de los pescadores de Cala Mondragó, en Santañy, y el otro muerto a tiros por la Guardia Civil en Cala Tuent, en Escorca.[cita requerida]
En las Islas Canarias, la extinción fue anterior y por otros motivos. Aquí las colonias de focas eran muy numerosas -con varios millares de ejemplares-, pero durante la Conquista de Canarias fueron cazadas por los españoles para la obtención de cuero, grasa y carne, provocando su desaparición.
En 1951 moría en Alicante la última cría peninsular conocida, víctima de un hachazo. Hasta mediados de los años 60 un pequeño grupo de focas sobrevivió en el cabo de Gata. La persecución fue tal que en los años 70 sólo se conocían 5 ejemplares en las costas españolas; a comienzos de los 80 solo quedaba uno.
Actualmente, las Islas Chafarinas, 27 millas náuticas al este de Melilla, son el único lugar de la costa española donde existe la especie, representada por uno o dos ejemplares. Hasta principios de los noventa vivía en estas islas el célebre "Peluso", un macho de avanzada edad que se haría popular tras una aparatosa operación de captura para liberarle de un aro de una red de pesca que le aprisionaba el cuerpo, y que murió posteriormente por causas desconocidas.[2]
Los ejemplares que se avistan esporádicamente en la actualidad en las Chafarinas pertenecen a la exigua población argelino-marroquí que vive desde Orán hasta Alhucemas. Según recientes datos la población se habría extinguido al menos en las costas argelinas[3] aunque no se descarta la presencia de algún ejemplar aislado en las costas marroquíes.
Sin embargo, el 17 de junio de 2008 apareció la noticia[4] de que un ejemplar de la especie había sido fotografiado por un submarinista en la reserva marina de Isla del Toro (Calviá, Mallorca).
La Consejería de Medio Ambiente certificó el avistamiento y constató que se habían dado otros cuatro en la misma zona. Por lo que se intentaría conocer el sexo de la foca para así poder traerle una pareja.

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